Contemporáneos:
El realismo y el naturalismo tuvieron auge aproximadamente al mismo tiempo en que el surrealismo comenzaba definirse como corriente. Los principales exponentes del realismo fueron Leopoldo Alas Clarín y Benito P. Galdós. Así mismo, se desarrollaron las vanguardias a principios del siglo XX, cuando el surrealismo tomó fuerza en la litareaura, la pintura y la fotografía.
Posteriores:
Se reflejan conflictos existencialistas en el teatro del absurdo, sobre todo en las obras de Samuel Beckett y Eugène Ionesco. En Estados Unidos, la influencia del existencialismo en la literatura ha sido más indirecta y difusa, pero se pueden encontrar trazas del pensamiento de Kierkegaard en las novelas de Walker Percy y John Updike, y varios temas existencialistas son evidentes en la obra de escritores como Norman Mailer, John Barth y Arthur Miller.
El término teatro de lo absurdo o teatro absurdo proviene del uso filosófico de la palabra “absurdo” por pensadores existencialistas como Albert Camus y Jean-Paul Sartre. Especialmente Camus afirmaba que la humanidad tenía que resignarse a reconocer que una explicación completamente racional del universo estaba más allá de su alcance; en ese sentido, el mundo debe ser visto como absurdo.
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